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Como infectar y no morir en el intento 🔬🧫

  • Dr. Felipe Padilla-Vaca
  • Nov 15, 2024
  • 2 min read

Updated: Nov 18, 2024

Los protozoos parásitos se definen como organismos eucariotas unicelulares capaces de causar una amplia gama de enfermedades, afectando en su mayoría a personas que viven en la pobreza, carecen de saneamiento básico y tienen difícil acceso a los centros de salud. Entamoeba histolytica y Trichomonas vaginalis son protozoarios patógenos que infectan al ser humano. Durante el proceso infectivo son confrontados por diferentes elementos del sistema inmune del hospedero, donde el principal mecanismo de acción es el daño a la membrana plasmática (MP) del trofozoíto y así ocasionar su lisis. Entre los componentes del hospedero que pueden dañar la membrana de los parásitos se tiene a las proteínas formadoras de poros (sistema del complemento y péptidos antimicrobianos) y el estrés oxidativo (ROS y NO). La capacidad de estos parásitos para establecer una infección exitosa depende de una serie de intrincadas adaptaciones seleccionadas evolutivamente, que incluyen el desarrollo de estrategias para evadir los mecanismos efectores del sistema inmunitario del hospedero. 


E. histolytica posee un arsenal de moléculas que le permiten colonizar y potencialmente invadir al hospedero. Estas moléculas se denominan factores y determinantes de virulencia. Entre los factores de virulencia podemos resaltar a la lectina, cisteín proteasas y los amebaporos, cuyo objetivo final es reconocer y dañar a las células del hospedero y a los componentes del sistema inmune. Por su parte, los denominados determinantes de virulencia tienen entre otras funciones, evitar hasta donde sea posible que los trofozoítos amibianos sean dañados por parte de componentes del sistema inmune innato del hospedero que responden a la presencia del patógeno.


Tanto el parásito como el hospedero tienen mecanismos comunes de ataque mediante la producción de moléculas proteicas con propiedades líticas. Por parte del hospedero tenemos a los péptidos antimicrobianos y al sistema del complemento, mientras que por parte del parásito tenemos a los amebaporos y otras actividades citolíticas. También comparten mecanismos de defensa al daño a su MP. Las células de mamífero tienen la capacidad de responder frente a agentes perturbadores de la MP, reparando las lesiones empleando varios mecanismos mediados por diferentes moléculas efectoras. Por su parte, E. histolytica también tiene al menos un mecanismo de reparación del daño a su MP ocasionado por moléculas formadoras de poros del hospedero, mediado por esfingomielinasas ácidas (aSMasas). La formación de poros en la membrana del parásito provoca la entrada de calcio, induciendo la movilización de los lisosomas hacia el sitio de la lesión llevando a cabo dos funciones relevantes. La primera es formar “parches” en el sitio de la lesión para contener la salida de componentes intracelulares y de esta manera evitar temporalmente la lisis del parásito. La segunda es liberar a la aSMasa al medio extracelular, acidificándolo para que la enzima pueda hidrolizar a la esfingomielina y generar ceramida, un lípido bioactivo que induce la internalización de la lesión mediante la formación de endosomas para su posterior degradación. De esta manera, el patógeno presenta un nuevo mecanismo que no había sido descrito en amibas que podría contribuir a su sobrevivencia y colonización en un ambiente hostil del hospedero. 



Proyecto financiado por la Universidad de Guanajuato (072/2024) y el CONAHCYT (CF-2023-G-1274).



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Departamento de Biología

División de Ciencias Naturales y Exactas

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